CRISIS DE 1898

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Tras la Paz de Zanjón, los cubanos esperaban que España les otorgase los mismos derechos de representación política en las Cortes. Ninguna de las peticiones fue tomada en consideración debido  a la oposición de los grandes propietarios, de los negreros y de los comerciantes peninsulares.

En 1789, se produjo la Guerra Chiquita. Esta sublevación de los mambises fue rápidamente reprimida. El 24 de febrero de 1895, el Grito de Baire, iniciará un levantamiento generalizado. Cánovas envió un ejército comandado por Martínez Campos pero no logró controlar militarmente la rebelión y puso al mando a Weyler que inició una fuerte represión. El mal aprovisionamiento, la falta de armas y las enfermedades causaron numerosas bajas. En 1897, tras el asesinato de Cánovas, el nuevo gobierno liberal destituyó a Weyler y puso al general Blanco. Además, se inició una estrategia de conciliación para poder pactar una solución la cual mantuviera la soberanía española sobre la isla y evitar un conflicto con EEUU. Para ello se decretó una autonomía de Cuba, el sufragio universal masculino, la igualdad de derechos y la autonomía arancelaria. Pero estas reformas llegaron demasiado tarde y los insurrectos no aceptaron el fin de la Guerra.

Paralelamente al conflicto en 1896 se produciría una rebelión en las Islas Filipinas. El independentismo se inició con la formación de la Liga Filipina, fundada por José Rizal en 1892 y con la organización clandestina Katipunan. El general Polavieja llevó a cabo una dura represión condenando a muerte a José Rizal en 1896. En 1897 el gobierno liberal nombró capitán general a Fernando Primo de Rivera que logrará pacificar momentáneamente el archipiélago.

El interés por Cuba de EEUU había hecho que propusiera a España la compra de la isla pero España las rechazó. La intervención en la guerra se debió al estallido del acorazado Maine en La Habana en abril de 1898. EEUU culpará a agentes españoles y enviará a España un ultimátum. El gobierno español lo rechazó y amenazó con declarar la guerra. Ante esta humillante situación, el ejército español regresó vencido y en muy malas condiciones.

La derrota y la pérdida de las colonias será llamado en España “El desastre del 98” y se convertirá en el símbolo de la primera crisis del sistema político de la Restauración. A pesar de la magnitud de la crisis del 98, las repercusiones fueron menores de lo que se esperaba. La necesidad de pagar las deudas de la guerra cubana, hará que el ministro Fernández Villaverde, haga una reforma de la Hacienda para poder incrementar la recaudación. Aunque hubo una crisis política, no fue tan grave y el sistema de la Restauración sobrevivió.





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